¿SE ESTÁ PERDIENDO LA TRADICIÓN DE VOTAR?

Marta Gómez


Lunes, 29 Abril, 2019

Se acerca el día de las elecciones Generales, una fecha tan deseada por unos y qué pasa tan desapercibida por otros.

Escribo esto a día 24 de abril, y observó a la población indecisa y a su vez descontenta, algunos ni siquiera tienen ganas de votar y devalúan este derecho. 

Participar en las elecciones es un derecho que poseemos los ciudadanos desde que cumplimos la mayoría de edad, un derecho recogido en el artículo 23 de la Constitución Española y en el artículo 2 apartado primero de la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General, mas conocida con su abreviatura LOREG.

Pero además ejercer el voto es un acto de responsabilidad y de ciudadanía, nuestro voto permitirá que sea escuchada nuestra voz y que puedan cambiarse aquellos aspectos que no concuerden con nuestro pensamiento. Pero, ¿se está perdiendo la tradición de votar? ¿Y a qué se debe?

Nuestra Constitución concibe el voto como un derecho, una potestad facultativa de los ciudadanos, pero no es un deber constitucional, nadie está obligado a votar.

La democracia política de nuestro país se fundamenta en la participación de los ciudadanos, titulares de la soberanía nacional, que de acuerdo a su ideología y criterio elegirán la opción política que le resulte de mayor agrado o interés para que pueda gobernar o legislar en España por un periodo de cuatro años.

 Pero el panorama político español de estos últimos años, que ha estado protagonizado por una inestabilidad muy grande -una dura crisis económica, el separatismo catalán, las denuncias de corrupción de los distintos partidos políticos, las subidas de impuestos-, ha hecho que parte de la población haya dejado de confiar en sus representantes, ya que muchos no se sienten identificados con ninguno de ellos. 

El voto en blanco es una opción admitida por el artículo 96 de la LOREG, que establece que “se considera voto en blanco, pero válido, el sobre que no contenga papeleta y, además, en las elecciones para el Senado, las papeletas que no contengan indicación a favor de ninguno de los candidatos”, que ha sido usada cómo critica a los partidos políticos.

Otra opción es la abstención, que consiste en no ejercer el derecho al voto, y puede interpretare como una crítica generalizada al sistema electoral.  A penas hace unos días, salió a la luz en el telediario que el descontento con la política de la población de Benizar (Murcia), había hecho que todo un pueblo de 900 habitantes hubiera decidido abstenerse a participar en las elecciones del día 28 de abril. Los ciudadanos de este pueblo sostienen que no votar es una forma de castigar a los políticos. Pero, ¿realmente ésta es la solución?, ¿no va la abstención contra las posibilidades de cambiar el país? ¿no es una forma de desechar un derecho que tanto ha costado adquirir?

Cortes de Aragon

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