LOS VETERINARIOS SON SANITARIOS

Carlos Lázaro Madrid


Lunes, 30 Noviembre, 2020

En plena crisis sanitaria provocada por el coronavirus, renace una reivindicación nada novedosa en el mundo sanitario, y es la eterna lucha de los profesionales veterinarios para que su actividad sea considerada una profesión sanitaria.

Aunque la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, establece que los veterinarios, junto a otros profesionales, son sanitarios, en la práctica este aspecto no se materializa.

La misma ley señala la labor del profesional veterinario, que además de la que todos conocemos de velar por el cuidado y salud del mundo animal; se encarga también “(...) del control de la higiene y de la tecnología en la producción y elaboración de alimentos de origen animal, así como la prevención y lucha contra las enfermedades animales, particularmente las zoonosis, y el desarrollo de las técnicas necesarias para evitar los riesgos que en el hombre pueden producir la vida animal y sus enfermedades”. Estas labores evidencian la importancia de la actividad sanitaria, la cual no solo vela por la salud animal, también lo hace por la salud humana.

El profesional veterinario cuando comprueba el estado de los animales, o investiga las posibles y potenciales enfermedades zoonóticas que pueden desarrollarse en una región, contribuye de forma indirecta en la salud y vida humana.

Esta función es de vital importancia en el contexto sanitario actual, de ahí que ahora más que nunca sea necesaria que esta reivindicación se cumpla.

¿Pero qué significa para el mundo veterinario ser un profesional sanitario?

Según la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (FESVET) esta consideración existía en el antiguo Sistema Nacional de Salud donde los veterinarios estaban integrados, y eran tenidos en cuenta en las posibles crisis de Salud Pública. Algo que según este colectivo no se da en la actualidad, o lo hace en una entidad relativamente escasa. En la actualidad las competencias sanitarias se han desgranado a favor de las Comunidades Autónomas, las cuales parece que no suelen contar en sus consejos de salud con los profesionales veterinarios, algo que tampoco hace el actual Sistema Nacional de Salud.

Esta inclusión sería crucial para que expertos veterinarios pudiesen gestionar los posibles problemas de Salud Pública, y ser partícipes en las decisiones tomadas. Y máxime cuando según WWF España y distintos colectivos veterinarios, en torno al 70 por ciento de las enfermedades víricas y bacterianas que los seres humanos hemos padecido en los últimos años son consecuencia de una zoonosis, es decir son enfermedades transmitidas por animales a los seres humanos. Algunos ejemplos de estas últimas han sido el Ébola, el Mers, o probablemente el Covid-19.

Todo ello evidencia la importancia de que el profesional veterinario sea partícipe en la gestión de las crisis sanitarias. Y no estaría mal que tuviesen un reconocimiento que ha sido relegado en la práctica.

Nuestro país cuenta con importantes epidemiólogos veterinarios cómo Nacho de Blas, o Juan José Badiola, que han jugado un papel muy importante en la situación sanitaria que vivimos.

A este problema, o demérito, se une que no se ha invertido en los últimos años en un sistema capaz de hacer frente a eventuales epidemias, algo que ya anunció Bill Gates en el año 2015, al señalar que el mayor riesgo de una catástrofe humana sería una pandemia mundial. Han pasado 5 años de estas palabras, y nadie ha sido capaz en este tiempo de poder evitar algo que algunos ya habían predecido.

A pesar de ello, el mundo veterinario se ha envuelto en esta situación sanitaria en la que nos encontramos, habiéndose ofrecido para ayudar a los profesionales de la salud en los distintos hospitales, cediendo material y maquinaria sanitaria, que aunque diseñados para la atención sanitaria de los animales son muy similares a la maquinaria humana, y prestando sus conocimientos a los expertos sanitarios.

Nunca es tarde si la dicha es buena, pero solo espero que más pronto que tarde, estos profesionales sean tenidos en cuenta.

 

Dedicado a Andrea Climente Retornano, una profesional veterinaria.

 

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