Me he cansado de hablar, el vacío se ha asentado sobre mis hombros y pienso, mientras escribo, que de nada me sirve volver a alzar la voz si no hay oídos que me escuchen. Me he cansado de las miradas vacías, de palabras insulsas y de personas que, desde su posición de dominancia, me han negado, obviado o invisibilizado todas mis palabras y acciones sólo por el mero hecho de querer mantener su statu quo que le es favorable.