El entorno geopolítico y social de los próximos años estará muy marcado por el deterioro del multilateralismo. Esta evolución va a tener una gran influencia en el desarrollo de estrategias híbridas y escenarios de Zona Gris, en los que actuarán una amalgama de actores estatales y no estatales con objetivos muy diferentes. Este escenario, multipolar y competitivo, puede suponer un riesgo para la autonomía estratégica y libertad de acción, especialmente para los países occidentales.